miércoles, 11 de febrero de 2009

Israel

Durante estas últimas semanas estamos asistiendo, de nuevo, a una oleada de antijudaísmo que recorre toda la geografía de nuestro país, aunque es especialmente intensa en Barcelona. Hemos podido ver manifestaciones con pistolas, gritos de alá es grande, caras tapadas, ataques con piedras, pintadas… Casi se podría decir que estamos ante una nueva forma de pogromos del siglo XXI.

Ante todo esto la mayoría de la sociedad se encuentra apática, cuando no complaciente con la actitud Palestina. En el fondo, el viejo antijudaísmo no ha muerto, sino que sigue latente en la conciencia colectiva, reprimido y escondido bajo una capa falsa de lo políticamente correcto y el miedo a que se tache de antisemitismo. Pero lo cierto es que, para un gran sector de la izquierda de este país, sobre todo la encabezada por sindicatos, “actores” y neo-comunistas-ecologistas, el miedo social de ser encasillados como antisemitas ha desaparecido. Ahora se pavonean con orgullo arrojando muestras de un visceral odio a todo lo que huela a Israel. No sólo eso, además, sintiéndose arrogados de una especie de superioridad moral, acusan, insultan y, algunos, amenazan a personajes públicos que intentan defender el derecho a la supervivencia de la nación israelí (por ejemplo Pilar Rahola).

Es hora de denunciar esta ideología repugnante que propugna la superioridad moral y el derecho a la existencia de Palestina por encima de Israel. Pueden camuflarlo bajo el manto de defensa del “más débil” o escudarse en la mentira de la pobreza. Todo eso no deja de ser una farsa abominable, una falacia estúpida. Si rascamos debajo de ese supuesto interés por el bienestar de los palestinos se esconde un corazón sucio que odia a los judíos. Es hora de decir “no” a esta gente que chilla, insulta y denigra a quien defiende la libertad, el progreso y la existencia de Israel. Palestina actúa como una gran entidad terrorista, por lo cual no podemos estar de brazos cruzados mientras en España se defiende al terrorismo y la barbarie del fanatismo islámico. Debemos estar del lado de la paz y el progreso, es decir, de Israel.

Además, también hemos de estar al lado del pueblo que, desde siempre, ha defendido una ética y una moral de amor al prójimo y búsqueda de la paz conforme Dios nos ha dado en su Palabra; y ese no es otro que la nación de Israel.
Os pido, por tanto, que entre todos alcemos la voz y la palabra para defender el amor y el respeto por Israel y sentir como propio el dolor que muchos israelíes sienten por culpa de estos ataques palestinos.

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