viernes, 20 de junio de 2008

Hasta aquí llegaste

Es muy posible que nunca te hayas planteado porque es necesario ser cristiano, es más, con toda probabilidad tu forma de vida te agrada tal cual es. Para ti el cristianismo no deja de ser una creencia anticuada, que te amarga la vida, que te impone normas que coartan la libertad. Seguramente de pequeño conociste de cerca el catolicismo romano, y desde entonces tienes un mal recuerdo de lo que consideras tu paso por el cristianismo. Actualmente vives bajo unas sencillas normas que tú mismo te has impuesto: disfrute de la vida e intentar ser feliz sin fastidiar demasiado a los demás. No es que te sientas 100% orgulloso de ti mismo, posiblemente te avergüences de algunas cosas que has hecho y, en cierta forma, desearías en algunos momentos tener otro tipo de vida. Cuando piensas en el futuro y en la muerte tienes una mezcla de pasividad resignada y miedo a lo desconocido pero ante todo no puedes creer en ese “dios” de los cristianos que juzga y da normas. Puede, o no, que además seas gay o lesbiana y la sexualidad y el sexo sean para ti una fuente de placer sin consecuencias negativas. Das y recibes placer y no ves nada malo en ello. El dinero va y viene, como las parejas y la vida fluctúa entre alegrías y penas mientras luchas por sobrevivir sin pensar en el mañana, viviendo el hoy, el ahora. Para ti Dios ha muerto, o, siendo más finos, simplemente está ausente. Como mucho recuerdas a ese “Jesús” de tu infancia, como un tipo amable, quizás revolucionario a tus ojos, que murió por intentar hacer cosas que no le gustaban a los poderosos.

Si tu vida se parece a esta que acabamos de describir sin lugar a dudas Dios te está buscando, te llama y te hará postrarte ante sus pies y cuando llegue ese momento te hará una sencilla pregunta: ¿Te consideras una persona buena que no hiciste el mal a tus semejantes? Posiblemente en ese momento no te dará tiempo a pensar demasiado y respondas con un dubitativo “sí”. En aquel momento Él abrirá un gran Libro y comenzará a leer fragmentos de tu vida: recordará cuando dejaste a tu exnovio(a) tirado sin más explicaciones que un “lo siento” y fuiste a por el siguiente en la lista. Relatará cada vez que hundiste a alguien para salir tú ganando en el trabajo. Te recordará las veces que estafaste y robaste pequeñas cosas para enriquecerte. Leerá como hiciste del sexo algo tan trivial que muchas veces te acostabas con gente a la que ni conocías ni sabias su nombre y de lo único que te preocupaste fue del placer que pudiese provocarte. Así seguirá minuto tras minuto recordándote las veces que odiaste, insultaste, menospreciaste o no ayudaste a alguien en tu vida. Y cuando acabe te volverá a hacer la misma pregunta del principio. Será entonces cuando no te quede otro remedio que contestar un “no” tembloroso. Entonces verás que tu vida fue vacía, destructiva contigo y con los demás, y que ahora no te queda nada más que la muerta, la destrucción y la soledad más absoluta.

En ese preciso instante será cuando para ti llegará la salvación, el Señor Jesús llegará y proclamará con voz firme “Yo cargaré con tu culpa y te daré a cambio perdón, paz y felicidad absoluta”. No tendrás palabras y te recorrerá el cuerpo una sensación de alegría y desconcierto a la vez. No serás capaz de asumir todo lo que ello significa y te sentirás muy extraño. Las explicaciones vendrán luego, ahora la paz y el amor infinito.

Si esto es lo que buscas, reflexiona, y si no lo es piensa en ello, en cualquier instante puede llegar este momento.

lunes, 9 de junio de 2008

El Mal

Se encuentra en la boca de todo tipo de personas a cualquier hora del día. Todo el mundo lo detesta, pero nadie lo comete. En esta misma contradicción radica su nefasta naturaleza.

El mal se disfraza fácilmente, como Satanás en ángel de luz. No sólo puede estar en cualquier persona, sino que lo está en todas. Porque desde el primer hombre, todos llevamos esa semilla injertada en nosotros.

Pese a haber leído esto en la Palabra, a veces la Serpiente nos engaña astutamente, haciéndonos creer que quien parece bueno lo es. Pero como una pesada losa cae la sentencia: “Ninguno hay bueno sino uno: Dios” (Mateo 19:17). Entonces nos damos cuenta de cuán erróneo era nuestro pensar.

En cualquier momento un amigo, un conocido e incluso un familiar puede decepcionarnos. Pero tenemos consuelo en que sólo Uno es bueno: Jesucristo. Ya nos lo advirtió y nos lo sigue advirtiendo en su Santa Palabra, para que no nos engañemos con la “bondad” humana, que no existe, pues la única Bondad es la procedente de Dios.

Sólo en Él hemos de confiar, porque sólo Él es Bueno. Adorémosle por mostrarnos el camino de la Salvación, que nace de confiar en Él y en la esperanza de su Venida. Porque sólo Él es bueno.